Septiembre 2022
El sentido del olfato es una ventana abierta al mundo: cuando aspiramos un perfume con nuestra nariz la información viaja hasta nuestras neuronas, los mecanismos del olfato.
1 segundo es la duración máxima del recorrido que sigue la información olfativa en el cerebro, desde su detección hasta su percepción y su concienciación.
Cuando aproximamos nuestra nariz a una flor. Basta un breve momento para que las informaciones que contiene su olor accedan a nuestro cerebro y desencadenen reacciones tan diversas como “huele bien”, “me recuerda a algo agradable”, “no me gusta” …
La fragancia de una flor está compuesta por varios centenares de moléculas aromáticas diferentes, ligeras y volátiles. Sintetizadas por la planta estas moléculas se liberan en el aire y alcanzan nuestras fosas nasales. A partir de este momento el cerebro lleva a cabo su detección y su reconocimiento a lo largo de varias etapas, que se organizan en el interior de un sistema cerebral determinado, presente en todos los mamíferos: el sistema olfativo. Para cada uno de nosotros, todo empieza en nuestra nariz y todo acaba en las profundidades de nuestro cerebro.
Cuando inspiramos cientos de moléculas olfativas transportadas por el aire penetran en nuestra nariz y viajan hasta la parte posterior de las fosas nasales, donde se encuentran los detectores de olores.
Los alimentos que masticamos también liberan moléculas aromáticas. Para alcanzar la nariz siguen una ruta retrolfativa posible gracias a la existencia de un orificio situado en la parte posterior de la boca. Así pues, los receptores olfativos detectan las moléculas aromáticas.
Estos receptores se encuentran en el extremo de unas células especializadas: las neuronas olfativas.
Al fondo de la nariz existen varios millones de estas neuronas que producen, cada una en su superficie y en contacto con el aire, varios centenares de receptores aptos para detectar moléculas.
Cada neurona produce un único tipo de receptor. Existen unos cuatrocientos tipos diferentes en los humanos, mi en los roedores y una cantidad récord de dos mil en los elefantes.
MEMORACIÓN
El Hipocampo nos permite recordar las películas de los acontecimientos que vivimos cotidianamente. Es nuestra biblioteca de recuerdos de todos los sentidos.
Estas informaciones también pueden llegarnos de forma inconsciente: Un recuerdo repentino e involuntario como el que se representa en la famosa escena de la Magdalena de Proust, cuando el narrador de Por el camino de Swann saborea una magdalena mojada en su taza de té y recupera recuerdos olvidados de su infancia, cuando su tía le ofrecías la misma bollería en Combray.
El sentido del olfato al igual que el del gusto, es capaz de desencadenar una reacción semejante, totalmente inesperada, en virtud del vínculo muy fuerte existente entre el bulbo olfatorio y el hipocampo.
EMOCIÓN Y HEDONISMO
El complejo amigdalino, colorea los acontecimientos que experimentamos con una emoción positiva o negativa. Su actividad está afectada por las entradas sensoriales, especialmente las olfativas.
Las emociones son parte integrante del valor hedónico de un olor de su aspecto (des)AGRADABLE del ME GUSTA/NO ME GUSTA que caracteriza nuestro primer encuentro con un perfume.
Fuente
El gran libro del perfume
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