Comprar una experiencia nos aporta felicidad antes de vivirla.
Esquiar, ir a un concierto, organizar un buen viaje nos da placer dos veces!
Comprar objetos es estresante y suele generar insatisfacción: Momentos después de haber comprado ya pensamos en superar lo que compramos y la obsolescencia hace que quede viejo pronto.
El tiempo hace mejorar las experiencias, no los objetos: cada experiencia es única y por lo tanto son difíciles de comparar, por lo que con el tiempo cobran un alto valor emocional y sentimental.
En cambio los objetos pierden valor con el paso del tiempo, salvo excepciones.
Las experiencias son sociales: las personas somos seres sociales, necesitamos interactuar con los demás y vivir experiencias con quién quieres amplificar el efecto del dinero gastado o invertido, según se mire.
Tus experiencias forman parte de tu identidad: Te definen como persona, marcan tu biografía, primero y tu personalidad e identidad después.
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